Eres libre,
libre,
libre.
Te libero de mis permisos, hace rato que lo estás.
Acepto que eres libre de mis permisos.
Haz lo que quieras, como ya de hecho lo haces.
Acepto que haces lo que quieres,
acepto que está bien que lo hagas, está bien que lo hagas.
Ahora, te libero de mis juicios,
alejo mis premeditados pensamientos de tus actos,
alejo mis estructuras mentales de tu comportamiento,
retiro mis prejuicios sobre tí.
Te libero de mí y mis fantasmagóricos pensamientos,
quienes escondidos de mi consciencia te asechaban, recopilaban información y generaban conclusiones.
Hombre-libre.
Por fin, eres un hombre libre para mí.
Eres un hombre libre de mí.
Mi primer escrito en primera persona, de regalo para tí: Feliz año libre.
Feliz inicio liberal para mí.
ALAS AZULES
ResponderEliminarDejar en libertad a aquel cuyo recuerdo nos ahoga,
es de valientes.
Si doloroso es perderle.
mayor dolor es dejarle partir.
En ocasiones, el dolor deja surcos tan profundos
que son difíciles de sanar
El llanto matiza el dolor,
lo mimetiza,
pero no lo elimina
y, mientras no desaparezca el dolor,
no puede haber libertad.
La única forma de liberar
es perdonar.
Perdonar a la vida que propició el encuentro,
la inestabilidad del amado que lo dio todo por perdido
aun sin haber vivido,
a los amigos, que viendo las ruinas, ignoraron el cuento
a ti, por no haberlo entendido
A todos,
a todo lo que puedas perdonar
al río, a la montaña,
a la plaza, bajo cuyos árboles se cobijaron,
a las nubes, donde se vieron dibujados
al frío, cómplice de fugaz abrazo.
Perdonar.
Solo así, podrás liberarlo
de juicios, prejuicios y acciones,
y emitir tus propios juicios
e iniciar nuevas acciones.
Cuando ya no exista llanto
sabrás que le has perdonado,
que le has liberado.
Diminutas, frágiles, alas azules
renacerán en tu corazón
Estarás lista para una relación.
Tia Maria